SUMERGIDOS EN SU HISTORIA. Karlsejn, Domazlice, Klatovy, Ceske Budejovice, Cesky Krumlov y el castillo de Hluboka.

Día 22 de julio, jueves.
Y dejamos Praga hacia Karlsejn, Domazlice y Klatovy

Recorrido: Praga- Karlsejn- Domazlice-Klatovy-Dlouha Ves
Km: 275
Pernocta: Camping Nove Mestecko. Susice. 180 kc 8 Euros.

Trazamos una ruta de salida, pero comenzamos mal y nos perdemos, pero hay suerte y encontramos el camino inicial sin gran problema. Dejamos Praga, pero perdemos la dirección a Plzen, por lo que tenemos que dar la vuelta hasta que conseguimos ponernos camino a nuestra primera parada: el castillo Karlsejn. Llegamos a un gran aparcamiento junto al río, que cuesta 70 coronas (un poco más de 2 euros) de 0 a 24 h y donde pueden entrar autos hasta 2,70 m de alto. Desde aquí al castillo hay 2 km cuesta arriba pero el paseo es muy agradable con tiendas y restaurantes a ambos lados, aunque también se puede optar por subir en carros de caballos o taxis.

El castillo aparece “colgado” de la ladera de una montaña. El exterior es muy bonito invitando a visitar su interior. Al llegar, encontramos cola que hacemos pacientemente. La visita guiada es obligada y cometemos el error de pedirla en inglés, por lo que nos dan un tiempo de espera de 1 hora de lo que nos damos cuenta cuando entregamos el ticket, ya que la hora aparece impresa. Sorprendidos preguntamos si podiamos devolver las entradas ya que 1 hora es mucho tiempo pero amablemente nos responden que podemos entrar en 20 minutos en otro grupo. Mientras esperamos comienza a llover. La visita dura 1 hora y es un tostón. Al principio presto atención y “pillo” algo, pero luego me resulta pesada y tediosa además de carecer de interés. Quizás lo único curioso son los Wc medievales, un cuartito pequeño con un asiento o poyete. Ya había leído de alguien que el castillo no merecía la pena por dentro, pero no hice caso.

Cuando terminamos eran las 13,30 por lo que decidimos comer en el aparcamiento y continuar camino hacia Pzlen, ciudad que dejamos atrás para seguir hacia Horsovky Tyn y Domazlice. Siguiendo las indicaciones al centro llegamos a una ancha calle adoquinada en la que se alineaban a ambos lados casas de dos alturas porticadas cuyas fachadas estaban pintadas en tonos pastel –verde, rosa, amarillo, azul-. Esta armoniosa línea es rota casi en el centro por el edificio del ayuntamiento y frente a éste, una bonita iglesia barroca. De nuevo se suceden estas elegantes casas hasta el final. La calle se va estrechando hasta cerrarse por una robusta torre de piedra gris. El resultado es un bonito conjunto homogeneo y armonioso por el que la vista se pasea sin cansarse una y otra vez.

Por primera vez vemos una carnicería y allá vamos a comprar unos filetes. Hacernos entender es complicado consiguiéndolo a base de emitir ruidos y hacer movimientos con las manos. Los niños miraban boquiabiertos, sorprendidos con cierto sentido del ridículo para reirse después. Compramos tambien unos bollos y huevos y la dependienta no paró de hablarnos en checo como si fuéramos capaces de entenderla. Nosotros asentíamos, no fuera que nos lo volviera a contar de nuevo, y en checo. Es curiosa la gente de por aquí: o son muy secos y distantes, o charlatanes y cálidos.

Continuamos camino hacia Klatovy. En su plaza se levantan 3 torres, la mas alta la Cerná Vez o torre negra, de mas de 70 m de altura junto al Ayuntamiento serigrafiado y una iglesia al lado. Continuamos rumbo a la reserva natural de Sumava o Selva de Bohemia, la mayor de toda la República Checa situada entre Bohemia y Alemania, al sur oeste del país y cuya mayor altura es de 1400 m.

En el paisaje se suceden los colores verdes y dorados del cereal, con manchas boscosas de abetos y pinos. Nos acercamos a Sumava y el verde y la vegetación se hace más presente acompañándonos durante nuestro recorrido. Son las 6,30, no sabemos como está el tema de la pernocta en el país, no vemos ni una autocaravana, ni nos hemos cruzado con ninguna, ni vehículos extranjeros así es que decidimos buscar un camping si surge en el camino, como así ocurre. Y el lugar es absolutamente delicioso: está en medio de un precioso bosque de abetos y pinos junto a un río. El precio estupendo: unos 8 € todos con ducha incluida. Entendernos, otro poema: 2 adultos y 2 niños que pintamos en un papel poniendo debajo las edades, sin electricidad apuntando con los dedos índice y corazón hacia la pared y emitiendo el sonido de “pssss” y lo más dificil es el agua caliente para lo que Angel por mímica representa a alguien duchándose con cara de satisfacción (agua caliente) o tiritando (agua fría). Lo entienden y nos reimos juntos –la situación no es para menos-. Menos mal que no tenemos sentido del ridículo. Es enorme y las “casetas” prefabricadas que parecen cajas de cerillas y que son los baños están salpicadas por todo el camping. Estamos todos dispersos por el bosque en el que también observamos círculos de uralita donde se pueden hacer fogatas y es la hora, ya que empiezan a recoger leña y encender fuegos. No sé como todavía les queda bosque. Elegimos un lugar precioso, a unos 20m de alguien, pero viendo en todo momento a la gente acampada. Los baños y duchas son tipo “soviético” y me recuerdan a cuando yo era niña: un enorme termo redondo eléctrico y tazas con cisternas de “tirar”. Las duchas previo pago de 30 coronas. Hay una línea de ellas, así como una línea de cajas al principio donde hay que echar las coronas y ¡a correr!. Pero por mucha prisa que me doy cuando estoy completamente enjabonada, zas! Se acabó. Y lo peor es que no tengo más monedas. Afortunadamente los lavabos tienen agua caliente así es que resuelvo el problema aclarándome el pelo en la pila y mojando sucesivamente la esponja y yendo de nuevo a la ducha hasta acabar con todo el jabón.Cenamos y a luz de unas velas y un foco-linterna con imán que enchufamos al mechero y que se ha revelado de lo más útil. Charlamos, leemos y escribimos disfrutando del encanto de este lugar.

23 de julio, viernes
Rozando Sumava por Ceske Budejovice hacia el gran lago

Km: 212
Recorrido: Dlouha Ves-Kasperske Hory- Rejstejn Conkvilda- Prachatice,- Ceske Budejovice- Cesky Krumlov-Cerna V. Posumavi.
Pernocta: Camping Jihocesky. Cerna V. Posumavi. 250 kc. 8€

Dormimos estupendamente y a las 9 estábamos aún en posición horizontal. Desayunamos y después de que los niños jugaran un poco al ping-pong, salimos alrededor 10,30. Nos acercamos a Kasperske Hory, pero no tiene nada destacable y aprovechamos para hacer una pequeña compra. Estamos en los límites del Parque de Sumava. El paisaje es absolutamente delicioso: inmensas llanuras y lomas verdes, con flores de diversos colores como si fuera aún primavera, abetos gigantescos de 20 ó 30 metros de alto... y muchos ciclistas, familias completas. Parece que el destino principal del parque es éste. Hay caminos y carreteras señalizadas para los ciclistas al igual que un mapa de carreteras para los vehículos a motor. Luego nos enteramos que los trenes –la red es muy extensa y completa en el país- llevan un vagón para bicicletas, para trasladarse más facilmente por el parque. Ponemos rumbo a Modrava para internarnos en este parque pero después de Srni nos encontramos con una fila de coches parados debido a un accidente. Recordamos que sobre las 9,30 cuando aún estábamos en el camping, oimos sirenas, por lo que pensamos que podíamos tener más de 1 hora de espera. Imitamos a otros vehículos que daban allí mismo la vuelta. Deshicimos parte del camino. Eran ya las 12 y tomamos una carretera que llevaba a Rejstejn Conkvilda. La carretera se abria camino entre enormes abetos a ambos lados como si una gigantesca hacha hubiera talado una ancha banda central e inmensos prados verdes cuajados de flores como si fuera primavera se alternaban con extensiones arboladas. Y la vida resurgía ya que pequeños abetos, crecían junto a otros enormes y al lado de la carretera. Aquí los talan y en España los cultivamos. Los pueblos de esta zona tienen enormes casonas de madera que salpican los prados verdes desnudos de árboles. ¡qué bonito es! Parece sacado de postales.

Terminamos nuestro recorrido matutino en Prachatice, en un pequeño lago entre bloques de viviendas donde los niños se bañaban y jugaban tirándose por un tobogán, y los adultos tomaban el sol sobre el verde. Muchos de los lagos que pudimos ver, como éste, tenían sus orillas arregladas con una capa de cemento. Despues de comer nos acercamos al centro histórico. A su plaza se asoman las fachadas de casas renacentistas en bonitos tonos pastel y otras bellamente serigrafiadas.
Rumbo Ceske Budejovice, gran ciudad. Encontramos el centro facilmente y un buen aparcamiento bien señalizado a 15 coronas la hora, 200, 24 horas. Si nos quedábamos a dormir, por 15 horas tendríamos que pagar unos 12 euros. Caro comparado con los precios de los camping. Nos acercamos a la cercana plaza mayor, enorme cuadrado con arcos que se asoman a ella y una fuente central a la que dan las fachadas multicolores de las casas, todas uniformes en suaves tonos pastel, que la dotan de un elegante aspecto realzado por la luz que deja el sol de la tarde. En una esquina se alza la Torre negra de 70 m de altura que se salvan con 360 escalones de madera muy empinados en algunos tramos pero con una vista excelente de todo el valle y sobre la imponente la plaza. Paseamos por sus calles disfrutando de su encanto hasta el antiguo depósito de la sal con una fachada escalonada donde dimos por terminada la visita para dirigirnos a Cesky Krumlov con la idea de pernoctar allí ya que pensábamos que empezaríamos a ver autocaravanas, pero sólo vemos alguna aislada.

Decidimos de nuevo buscar un camping. Cerca de la ciudad vemos uno, pero bastante lleno, así es que decidimos ir hasta el lago, unos 15 km más lejos. Nos desviamos en la primera señal de camping, pero el precio es como el de Marianske Lazne, así es que seguimos en busca de otro más barato, pero el precio era similar: 250 coronas (unos 9 euros más) 10 coronas por ducha. Está al lado de un bonito lago, al parecer, el mayor de Chequia, rodeado de ondulantes y verdes lomas arboladas de abetos de postal. En cuanto a las duchas...hay que estudiar para manejarlas: interior con espacio común donde todo el mundo se desnuda, luego fila de “cajas” con 3 luces de colores y botones. Echo la moneda, corro y aprieto. Nada, no sale agua, regreso a las “cajas” toco todos los botones habidos y por haber, corro a la ducha...nada. Hay una imponente checa duchándose a la que grito: “sorry, can you help me?”, dice algo en checo que interpreto como: “espere a que termine, que si no me quedo a medias”. Tengo suerte ya que entra una jovencita y con mímica le pregunto y, oh sorpresa! La ducha tiene una especie de detector de presencia y hasta que no entro en el plato no se dispara. A todo esto, en mangas de escapulario. Para pudorosos o frioleros!. Consigo por fin ducharme con el tiempo justo.

En el exterior del camping hay una berbena pero al margen de que su música no te deja sordo, como las españolas, a las 10 en punto cesa para apagarse las luces 5 minutos después. Envidio lo amantes de la tranquilidad y del silencio que son en prácticamente el resto de los países europeos, exceptuando casi a España. Aquí todos pueden hacer lo que quieran sin molestar al prójimo: unos se divierten en la verbena, otros han encendido –como no- su chasca particular y charlan tranquilamente, otros leen a la luz de las velas, y de fondo a lo lejos se oye un cine de verano, los chicos se acercan y dicen que es la última de Harry Potter, en checo claro.

24 de julio, sábado
Cesky krumlov: el tiempo se detiene. Hluboka: un capricho

Km. 58
Recorrido: Cerna V. Posurnavi-Cesky Krumlov- Castillo de Hluboka,
Pernocta: Hluboka. Aparcamiento pequeño antes de un club de tenis.

Noche lluviosa y día gris. A las 8,30 estamos “pegados” en la cama. Los días grises dan pereza. Salimos a las 10,45 hacia Cesky Krumlov a donde llegamos alrededor de las 11,20. La ciudad tiene muchos y buenos aparcamientos muy bien indicados y todos de pago. Vemos algunas autocaravanas, pero dormir en los aparcamientos resulta caro ya que pagas por horas y sale más o menos como un camping. Dejamos la camper y subimos detrás de la gente para aparecer en la parte alta, cerca de los jardines del castillo desde donde la vista de la ciudad es espectacular. Abajo, el río Moldava traza un meandro que rodea la ciudad casi por completo. Los “rápidos” artificiales del río son aprovechados para bajar con canoas alquiladas. Algunas, la mayoría, consiguen pasar y otras vuelcan. Es un espectáculo divertido ante el que la gente se agolpa desde varios puntos. Llama la atención especialmente la torre redonda del castillo, serigrafiada en varios colores pero predominando el rojo. Su silueta caracteriza el perfil de esta bonita ciudad por la que circulan masas de turistas.


Son las 12 y para ver el castillo nos dan hora a las 13,30 por lo que decidimos pasear por esta ciudad en la que los edificios históricos se suceden en cada pequeño rincón conformando un núcleo de excepcional interés en la que el tiempo parece haberse detenido. Diminutas callejuelas parten de la plaza distribuyendo su encanto en todas las direcciones. Lástima tanta gente y tanto comercio que impiden transportarse cinco siglos atrás Disfrutamos de ella toda la mañana para salir casi a medio día hacia el Castillo de Hluboka, a escasos km., pasando antes por el Lidl para abastecernos.


Llegamos alrededor de las 3 y entramos en un solar que hace de aparcamiento a 50 m de la carretera. Aquí hay un rincón recogido y tranquilo y pensamos en la posibilidad de hacer noche aquí. Preguntado el vigilante nos dice que no hay problema. Nos comunicamos con cierta dificultad ya que aunque dicen que hablan inglés, son sólo palabras sueltas las que manejan.


Ascendiendo al castillo comienza a llover y así subimos los 400 m que nos separaban. Un jardín antecede a un curioso castillo que imita al Windsor de Londres y que le sirvió de modelo.


Su exterior, aunque parte en restauración, resulta elegante y bonito. Para visitar el interior de nuevo nos encontramos con dos itinerarios, dos precios, guiada y en inglés en el mejor de los casos. Tras quejarme entramos, y la visita merece realmente la pena: todas las paredes y techos están revestidos de madera y en algunas estancias los cuadros encajan perfectamente en una especie de nichos en las paredes. Tanto el mobiliario como la decoración son lujosos fiel reflejo de los gustos quizás algo exagerados de la época. De todas las estancias destaca la biblioteca con sus estanterias barrocas con mas de 12.000 tomos. Destacan también las vidrieras de las ventanas.

Aunque resulta aburrido no entender nada, la visita es interesante. Nuestra salida coincide con el cese de la lluvia y damos un breve paseo por sus jardines, que son de estilo inglés, con grandes árboles y parterres. A las 6,30 decidimos bajar y pasarnos antes por el aparcamiento del castillo, otro mayor que habíamos visto a ver si se quedaba alguna autocaravana, pero ninguna, así es que decidimos regresar a nuestro sitio y después de cenar, nos preparamos para dormir.
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