Extensas llanuras verdes rotas por el dorado cereal.
Inmensos abetos que al igual que saetas cubren suaves lomas aternándose con lagos y lagunas de distintos tamaños y formas.
Ríos cantarines y cristalinos que discurren por ciudades guardadas por suntuosos y elegantes palacios y castillos escondidos entre sencillas casas que parecen sacadas de un cuento de los hermanos Grin, alineándose disciplinadamente alrededor de un espacio vacío que parece dejado para que la luz los envuelva y juegue con los dibujos y colores de sus fachadas.
Agujas de iglesias y catedrales que se elevan hasta tocar el cielo.
País de contrastes donde el frío y el rumor del agua llena el día y el cálido fuego sus noches.
Sus paisajes envuelven y acogen. Su arte e historia se descubre al viajero en pequeños rincones y juega con suaves colores.
La espectacularidad se rinde aquí a la elegancia y sencillez
La espectacularidad se rinde aquí a la elegancia y sencillez
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